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Eran las 07:48 horas del martes 21 de febrero de 2012, Héctor Paineo, experimentado bombero con 37 años de servicio escuchaba a través de su radio portátil sobre el despacho de su compañía a una emergencia por fuego en una fábrica de muebles, con peligro de propagación.

Al escuchar que en el carro de su compañía solo tripulaban dos bomberos, Héctor no dudó en acudir rápidamente para apoyar a sus compañeros.

En el lugar de la emergencia, el sacrificado Bombero subió al techo de la estructura junto a un joven cuartino para cortar propagación, sin embargo, instantes más tarde parte de la techumbre se desplomó bajo los pies del joven, dejándolo al borde de una abrupta caída que solo pudo ser evitada gracias a la rápida intervención de Héctor, desafortunadamente, el destino ya había sentenciado.

La techumbre colapsó llevándose consigo a ambos bomberos, sin embargo, en un último gesto de nobleza, Héctor abrazó a su compañero absorbiendo gran parte del impacto, salvando la vida del joven voluntario y perdiendo la propia.

Honor y gloria a nuestros mártires.